Las obras entre Viladecavalls y Terrassa comenzarán en enero
El trazado del cuarto cinturón es, sin duda, el compendio de obra pública que todo aspirante a ingeniero de caminos debería tener colgado en su habitación. Un simple vistazo, a día de hoy, permite descubrir los pasos que sigue la construcción de una vía. Desde la fase de estudio --el tramo entre Terrassa y Sant Celoni--, hasta la puesta en servicio (Granollers- Mataró por donde circulan vehículos desde 1996). Las estaciones intermedias, como la aprobación del proyecto previa a la licitación (Abrera-Olesa de Montserrat), la licitación, (Olesa-Viladecavalls) y la adjudicación de las obras a una empresa (Viladecavalls-Terrassa), también quedan reflejadas. Precisamente este trozo será el primero en empezar sus obras, como muy tarde en enero.
Según explicaron fuentes del departamento de Política Territorial i Obres Públiques (PTOP) a este diario, Fomento adjudicó el trazado el 17 de noviembre a Copcisa, por 43,8 millones de euros, 1,2 millones menos que por lo que se licitó el 31 de julio. Los 4,8 kilómetros de vía tienen un plazo de ejecución de 21 meses desde el inicio de las obras que, habitualmente, detalló este portavoz, "empiezan uno o dos meses después de la adjudicación". Con la Navidad de por medio, enero parece la fecha más probable de inicio de los trabajos. Y la previsión es que entre en servicio a principios del 2009.
El tramo entre Abrera (Baix Llobregat) y Terrassa (Vallès Occidental) es el que menos dudas plantea. Incluido en el Pla d'Infrastructures del Transport de Catalunya (PITC) --aprobado en julio, por un Govern ya sin ERC y, además, con la oposición al proyecto de ICV-EUiA--, Fomento espera tenerlo en obras en su totalidad durante el 2007 y, en servicio, a finales del 2009. De hecho, el PTOP espera que en breve salga a concurso el único tramo que falta por licitar (Abrera-Olesa de Montserrat). El tercer tramo que completa el trazado, el Olesa-Viladecavalls, salió a subasta el 8 de septiembre pasado.
El recorrido entre Terrassa y la autopista AP-7, en Sant Celoni, es poco más que una incógnita, y no solo por las protestas de los ecologistas sino también por los propios cambios del área. El cuarto cinturón fue concebido en 1966 por la administración franquista como una vía rápida para esquivar la conurbación de Barcelona.
Ahora, 40 años después, la B-40 se halla en medio de la región metropolitana, un espacio donde viven más de 5 millones de personas. Esto la convierte en la espina dorsal de la movilidad privada al comunicar cuatro comarcas (los dos Vallès, Maresme y Baix Llobregat) y ciudades como Terrassa, Sabadell, Granollers y Mataró --estas dos últimas a través del tramo ya construido, la C-60--, que suman, ellas solas, más de medio millón de habitantes.
La intención es permeabilizar la autovía de manera que conecte de manera efectiva con las poblaciones y, también, con el resto de vías. Nada que ver, por ejemplo, con la B-30. Con todo, el tramo Terrassa-Sant Celoni no aparece detallado en el PITC, aunque sí mencionado, acaso como una declaración de intenciones del PSC. A pesar de ello, es poco probable verlo en servicio antes, como mínimo, del 2012 .
En el otro extremo, en Abrera y aunque no de la misma magnitud, también hay dudas. Según parece, la autovía orbital finalizará con un empalme con la A-2, la autovía de Lleida, pero el PTOP ha barajado, también, hacerla llegar hasta la AP-7, en Martorell.
El tramo entre Abrera (Baix Llobregat) y Terrassa (Vallès Occidental) es el que menos dudas plantea. Incluido en el Pla d'Infrastructures del Transport de Catalunya (PITC) --aprobado en julio, por un Govern ya sin ERC y, además, con la oposición al proyecto de ICV-EUiA--, Fomento espera tenerlo en obras en su totalidad durante el 2007 y, en servicio, a finales del 2009. De hecho, el PTOP espera que en breve salga a concurso el único tramo que falta por licitar (Abrera-Olesa de Montserrat). El tercer tramo que completa el trazado, el Olesa-Viladecavalls, salió a subasta el 8 de septiembre pasado.
El recorrido entre Terrassa y la autopista AP-7, en Sant Celoni, es poco más que una incógnita, y no solo por las protestas de los ecologistas sino también por los propios cambios del área. El cuarto cinturón fue concebido en 1966 por la administración franquista como una vía rápida para esquivar la conurbación de Barcelona.
Ahora, 40 años después, la B-40 se halla en medio de la región metropolitana, un espacio donde viven más de 5 millones de personas. Esto la convierte en la espina dorsal de la movilidad privada al comunicar cuatro comarcas (los dos Vallès, Maresme y Baix Llobregat) y ciudades como Terrassa, Sabadell, Granollers y Mataró --estas dos últimas a través del tramo ya construido, la C-60--, que suman, ellas solas, más de medio millón de habitantes.
La intención es permeabilizar la autovía de manera que conecte de manera efectiva con las poblaciones y, también, con el resto de vías. Nada que ver, por ejemplo, con la B-30. Con todo, el tramo Terrassa-Sant Celoni no aparece detallado en el PITC, aunque sí mencionado, acaso como una declaración de intenciones del PSC. A pesar de ello, es poco probable verlo en servicio antes, como mínimo, del 2012 .
En el otro extremo, en Abrera y aunque no de la misma magnitud, también hay dudas. Según parece, la autovía orbital finalizará con un empalme con la A-2, la autovía de Lleida, pero el PTOP ha barajado, también, hacerla llegar hasta la AP-7, en Martorell.
<< Inicio